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La vida de Leonard Cohen cambió cuando, con 15 años, le regalaron un libro de Lorca: “De repente me pareció que mi soledad se disolvía. Entendí que había más almas que lloraban como la mía. No solo, entendí que esas lágrimas eran la única forma de alcanzar y abrazar el universo”. Con 20 años conoció el mordisco de la depresión. “La angustia, el ansia, la sensación de que todo va mal empezaron a caminar a mi lado”. Conoció a Nico y a Jim Morrison y empezó a componer. Tocó con Hendrix. Años más tarde el productor de Billie Holiday intentó contratarle, pero en Columbia pensaron que fichar un poeta de 36 años era una locura. Cuando por fin consiguió grabar su primer disco (hoy hace 41 años) solía gritar, entre canción y canción “¡Atento, Dylan!” para darse ánimos. Hubo espacio para los dos, eran poetas distintos. Para Dylan componer era como moldear con plastilina y para Cohen como esculpir con precisión en el granito. Bono dijo de él: “Cohen consigue encontrar matices de color en la oscuridad más profunda”. Sus canciones son un viaje hacia todo aquello de lo que intentamos huir, incluida nuestra propia verdad. Cuando empezaron los 80 y estaba en lo peor, (arruinado, divorciado y habiendo perdido recientemente a su madre) una visita a un mercadillo lo salvó: “encontré un pequeño teclado Casio y me puse a tocarlo en el metro”. Fue el inicio de algo que le llevaría 5 años y sería su mayor legado: la canción Hallelujah. Un himno que reúne todo lo que era sagrado para él: la espiritualidad, el amor, el sexo y el dolor. En los 90 compuso la banda de la película Natural Born Killers con su verso más optimista y conocido: “Forget your perfect offering / There’s a crack in everything / That’s how the light gets in”. Cohen llamó a esos versos “mi credo”. Tras ese disco se retiró cinco años al centro Zen Mount Baldy para servir al monje que consideraba su maestro. “No me considero importante” dijo antes de morir, “simplemente soy alguien que intentó buscar significado a la oscuridad y que quiso compartirlo como hizo Lorca conmigo, con la esperanza de que, yo también, pueda ayudar a disolver soledades”. Más anécdotas en Stories.

“En la profundidad del invierno encontré en mí un verano invencible”. Camus //. Feliz Yule, Navidad de los Celtas. Este año con luna llena, una noche dedicada a pensar cómo quieres renacer.

Somos lágrimas, sueños y poder. Somos fuerza, susurros, tornados, miradas cómplices. Somos mil caminos magníficos. Somos la mano alzada, el largo abrazo, la belleza imperfecta, el orgullo, la firmeza. Somos orden, somos caos. Somos aventura, el principio de todo, las ganas de más. Somos nosotras, las mujeres, grandes. Cuando nos dejan, si nos dejan.

$Con 725,000 copias vendidas en 24 horas solo en los Estados Unidos, el fenómeno “Mi historia” es el libro del #sandrbookclub para estas navidades. Un libro que podéis compartir con vuestros hijos (la edad depende ya de cada niño), porque la historia de esta mujer es inspiración y ejemplo para ellos tanto como para nosotros. El New York Times dijo “su libro lo es todo, porque es pura transparencia”. Desde la fecundación in vitro, los celos y problemas de pareja hasta el desprecio por los “machos que van de fuertes y son débiles” este es un libro honesto e importante. No es, desde luego, una joya literaria, pero su historia es la nuestra y su visión es, más que nunca, necesaria. Buena lectura a todos! /// “Poder es permitir que te conozcan y te escuchen, poseer tu propia historia, usar tu voz auténtica”. // “Puede que no tengas una vida fácil y probablemente no puedes resolver todos los problemas, pero nunca subestimes lo importante que eres. La historia demuestra que el valor es contagioso y la esperanza te cambia la vida”. // “En terapia aprendí que yo soy la responsable de mi felicidad...aprendí también a volverme mi prioridad. Las mujeres somos así...nos ocupamos de todos y nos ponemos al final de la lista”. // “Que no te de miedo fracasar. Fracasar es crecer”.$

La vejez no es obligatoria porque no es más que una mentalidad, es algo que puede llegarte solo si así lo decides. El alma es eterna y puede ser muy niña en cualquier cuerpo. No creo en “el” secreto para mantenerse joven, más bien en un cúmulo de actitudes. Agarrarte a tu vulnerabilidad, por ejemplo, entender que es la puerta a tu esencia y abrirla de par en par. No dar a nadie la responsabilidad de “completarnos”, también. Olvidar aquello de que somos una mitad y que la vida cobra sentido cuando encontramos “la otra”. No es cierto, nacemos ya enteros y el otro solo puede añadir o traducirnos lo que no conseguimos leer de nuestro interior. Y quitar importancia a las cosas. La gran mayoría no la tiene, cedemos emociones y energía a pequeñeces en vez de dejar que nos pasen de largo.¿Te llaman a la peluquería y tienes que salir pitando? Convierte el imprevisto en la oportunidad de lucir tu estilazo.

Pues ya tenemos lecturas de Navidad! Es el momento de visitar librerías o de leer fragmentos en las webs de las editoriales. Info de cada libro y fragmentos haciendo clic en “Libros del mes”. Votos como siempre aquí hasta el domingo. La info del directo de ayer está en la foto del libro Una educación. Mil gracias por estar ahí.

En un día como hoy un accidente de avión se llevaba la vida de Otis Redding con solo 26 años, convirtiéndolo en leyenda. En su canción más famosa, “Sitting on the dock of the bay”, hay un verso que dice “no puedo hacer lo que me piden 10 personas así que me quedo como estoy”. Esa frase es la inspiración para un concepto que se usa en publicidad: el “Otis Redding problem”: si usas demasiadas métricas o inputs en tu proyecto o con tu equipo acabarás teniendo un caos y cada departamento hará lo que quiere o dará importancia a la métrica que considera personalmente importante. Este es uno de los muchos conceptos de mi vida anterior en agencia que he trasladado a la maternidad. Con los niños, la coherencia y la reducción del mensaje es todo. Si lo que les decimos choca con lo que le dice su maestro o con lo que le dicen otros familiares, el niño pierde su red emocional y su confusión lo llevará a hacer lo que él considera importante. Y eso es pedir demasiado a un niño. Los adultos que lo rodean tienen la obligación de ponerse de acuerdo para que el mensaje que le trasladan sea uno solo, alto y claro. Criticar profesores o familiares delante de él es romper el nido en el que se siente protegido. En este momento de desacuerdos insensatos y polémica constante evitemos, por lo menos, trasladarlos a los niños.

10 años creciendo con ella.

Hoy cumpliría años uno de los poetas que más admiro, James Tate. Tate fue profesor de escritura creativa en Berkeley y de él se dijo que era el Mark Twain de la poesía. Con solo 16 años apuntó una pistola al novio de su madre para salvarla de la enésima paliza. “Aprendí que tenía una fuerza interior inmensa y decidí usarla para llenar cuadernos”. En sus libros quiso explorar la “sorprendente y conmovedora normalidad”. Escogió la poesía porque, decía, “la poesía está en todos lados, solo necesita que alguien la edite”. Decía también que las historias de amor solían seguir un esquema temporal preciso: “Primero sonrisa, luego complicidad y, al final, corazón roto” que intentaba repetir en la página. Sus poemas son un tiovivo de emociones, son relaciones escritas a doble velocidad. Os dejo uno de mis favoritos en su inglés original: AT THE CLOTHESLINE: Millie was in the backyard hanging the laundry. I was watching her from the kitchen window. Why does this give me so much pleasure? Because I love her in a million ways, and because I love the idea of clean laundry flapping in the wind. It’s timeless, a new beginning, a promise of tomorrow. Clothespins! God, I love clothespins. We should stock up on them. Some day they may stop making them, and then what? If I were a painter, I would paint Millie hanging the laundry. That would be a painting that would make you happy, and break your heart. You would never know what was in her mind, big thoughts, little thoughts, no thoughts. Did she see the hawk circling overhead? Did she hate hanging laundry? Was she going to run away with a sailor? The sheets billowing like sails on an ancient skiff, the socks waving goodbye. Millie, O Millie, do you remember me? The man who traveled with cloth napkins and loved you in the great storm.

Hay algo que un niño no debería ver nunca: el miedo en los ojos de sus padres. La foto en mi cabeza es nítida, aunque los colores sean los de los primeros 80. Un salón en una casa de provincia, la aguja del tocadiscos al final del LP de Machín. Mi madre está sentada en el orejero de terciopelo mostaza que tantos hogares tuvieron. Intenta coser un dobladillo pero tiene los ojos fijos en el televisor. Yo estoy a su lado, sentada a lo indio en un pouf, el quesito en una mano y el plátano en la otra. No entiendo por qué hoy no hay Barrio Sésamo ni por qué tenemos que ver en cambio a ese hombre de bigote, pistola y extraño uniforme. Pero entiendo que es importante y que a mi madre le da miedo. Así que callo. Y absorbo sin saberlo momentos de historia, imágenes que volveré a ver mil veces. Con los años entenderé el porqué del miedo y aprenderé lo fácil que puede ser perder el lujo de la democracia. La gran señora Ana Pastor dijo hoy que “la Constitución fue posible por la voluntad de acuerdo”. Fuimos capaces de sentarnos a hablar y dar prioridad a la “paz, piedad y perdón” que había reclamado Azaña. No hablaré de política en Instagram, creo que hay temas que merecen ser reservados para las conversaciones “de verdad” con amigos que puedes abrazar tras el debate. Solo quería recordar que en estos momentos hay millones de personas en el mundo que desearían lo que tenemos y que, si el diálogo fue posible una vez, hemos de encontrar la manera de que lo siga siendo siempre.

Gracias a las que habéis escrito tras escuchar el podcast de @madresfera Muchas os habéis interesado por la modernidad líquida de Bauman, un concepto que salió en la conversación y que define la preocupante falta de compromiso de la nueva generación como consecuencia de la marea de estímulos y opciones que les rodea. Leía el otro día que a Lady Gaga, lista y talentosa donde las haya, le obsesiona también. Y decidió usar la oportunidad que Bradley Cooper le dio con la película A star is Born para profundizar sobre ello. Una oportunidad para abrazar territorios nuevos con humildad y con esfuerzo. Cooper al principio no quería cantar en la película, (no sabía hacerlo). Gaga le dijo: “Me niego a quedarme en la superficie como hacen todos. Quiero un viaje profundo y lleno de trabajo. Si vas a confiar en mi como actriz yo quiero poder confiar en ti como cantante. Toma, léete esto” y le dio el libro de Bauman. Cooper retrasó la película y se encerró con el maestro de canto Roger Love 5 días a la semana. Ella se entregó a la recitación. Tras varios meses Cooper la llamó: “Aquí estoy. Prepárate porque rodaremos cantando en directo y no voy a permitir que seas solo alguien que canta bien”. Gaga rinde homenaje a este concepto en el tema Shallow, una canción brutal escrita con Mark Ronson y cantada con una voz rota y pura que el Guardian ha definido “truly outstanding, the new Fleetwood Mac”. Dice : “¿Te hace feliz este mundo moderno? ¿Qué buscas? Cuando estás bien quieres más cambios, cuando estás mal te das miedo…¿Realmente necesitas más? ¿De verdad te cuesta tanto ser profundo? Romperé la superficie y me iré donde no puedan hacerme daño: lejos de lo poco profundo y de lo superficial. Mírame mientras me lanzo…” A Star is Born recaudó 41’5 millones de dólares en 2 días y Shallow será, muy probablemente, nominada al Oscar. Sin maquillaje y sin arreglos: la vulnerabiliad regaló a Gaga su mayor nº 1. Ahora usa cada entrevista para repasar este concepto e insistir en que el éxito no es un pelotazo, es algo que hay que trabajarse. Y que la adicción, (sí, a las redes y a la validación externa también), se cura venciendo el miedo interior. Esto sí que es ser una influencer, no?

Leo sobre ese Youtuber español que ha decidido irse a Andorra para no tributar. “Me encantaría no hacerlo, pero tengo que mirar por mi”. En ese “tengo que mirar por mi” está todo lo mal que lo hemos hecho con la nueva generación. Una generación que cree que la sociedad es un concepto abstracto, una teoría, algo ajeno que se puede criticar o de lo que se puede escapar. Dejemos bien claro a los que vienen esto: la sociedad eres tú, es cada una de las palabras que escoges y son todas tus acciones. Puedes seguir fingiendo que no formas parte de ella o puedes asumir que tus decisiones contribuyen a darle forma. En el primer caso tu apatía interior se volverá pobreza exterior, en el segundo te resultará inevitable remangarte y ayudar, porque habrás entendido algo obvio: que te estás ayudando a ti mismo. /// En la foto Jason Schneidman, peluquero de estrellas como Hugh Jackman, Bruno Mars, Rob Lowe o James Corden, dedica al menos un día a la semana a patear las calles de Los Ángeles para cortar el pelo y arreglar la barba a las personas sin hogar.

La ironía de Oscar Wilde no tuvo igual. Desde que pisó por primera vez los Estados Unidos y anunció en la aduana que “no podía entrar en el país sin declarar antes su genio”, hasta las conversaciones que tenía con sus amigos, (una vez aconsejó a Conan Doyle “perdona a tus enemigos, no hay nada que les moleste más”). La ironía no le abandonó ni siquiera en sus últimas horas. El día que murió, hace hoy 118 años, pidió una copa de champagne: “quiero morir por encima de mis posibilidades”. Luego anunció que no quería irse al cielo: “ninguno de mis amigos estará allí” y, mirando el horrible papel de la pared exclamó: “me temo que o se va ese papel o me tendré que ir yo”. Wilde podía ser cruel y mordaz con todos. Solamente supo callarle una persona: la gran Sarah Bernhardt. Cuando se conocieron Wilde encendió un cigarro y solo luego le preguntó: “Sarah, do you mind if I smoke? (“¿Sarah, te importa si fumo/echo humo?”). Sarah lo miró de arriba a abajo y le respondió: “Oscar, I don’t care if you burn” (“Oscar, me da igual si te quemas”). Aquí los tenéis, los dos fotografiados contra la misma pared.

En estos días de Black Fridays, Cyber Mondays y un largo etcétera he encontrado por doquier un sentimiento de carencia sobre el que me parece urgente reflexionar. Es todo “Lo que no me puedo comprar, lo que no me puedo permitir, lo que me hace falta, si sólo pudiera...” Salgamos de ahí. Estoy aquí hoy para recordarte lo mucho que tienes y lo increíblemente abundante que es tu vida. Como decía Séneca: “Pobre es el que necesita mucho”. En la duda, basta mirar los montajes de @ugurgallen para centrarnos de nuevo y dar las gracias.

Cada vez pensamos peor. Ya no se lleva ir en profundidad, reflexionar largo y tendido, sopesar varias opiniones con equilibrio…nuestras mentes rebosan de ideas captadas al vuelo y abandonadas por otras, y otras, y otras más. Esto es algo que obsesiona a Marilynne Robinson, que hoy cumple 74 años. Ya casi no escribe, (“Mejor un silencio lleno de buen gusto que que una frase mal escrita” ) y siempre que la entrevistan reflexiona sobre la decadencia de nuestros razonamientos. Sobre este tema suele compartir dos citas que, dice, la acompañan desde la niñez: “Nunca te permitas un pensamiento que no tendrías en tu lecho de muerte”, (una frase del teólogo J. Edwards, que tanto admira) y “Vivirás con tu mente toda la vida, conviértela en una buena compañera”, (algo que su profesor de literatura en el instituto le repetía constantemente). “Nuestros pensamientos son lo más importante que tenemos”, escribió, “trivializarlos nos vuelve pobres”. Feliz cumpleaños Marilynne. // Muchas me preguntáis cuándo vuelven los vídeos. En enero volverán las historias semanales, pero en otro formato y en otro medio. Será un tentativo de ir más en profundidad y de huir del vacío que nos rodea Ojalá me acompañéis también allí.

El otro día una amiga me comentaba que le resultaba imposible pensar en Dios como un hombre barbudo, alguien lleno de certezas sentado en una lejana nube. “Para mi es como un río”, decía, “una corriente que puede llevarnos hasta la verdad si confiamos en ella”. Me gusta su credo y creo que sirve para entender el problema que estamos viviendo. Y es que cada vez quedan menos personas dispuestas a tirarse al agua, aceptar la incertidumbre de no saber dónde vamos, soportar los golpes y cortes que provoca lo que el río trae, aguantar la respiración en ocasiones. Estamos todos ahí, en la orilla, muertos de miedos y arropados en excusas. “Está helada”, “No sé nadar”, “Es demasiado profundo”…En la búsqueda de la fe necesaria para lanzarse y dejarse llevar creo que el primer paso tiene que ser, necesariamente, el agradecimiento. Mover de una vez el foco, siempre apuntando en lo negativo, en lo que falta, en lo que no. Girarlo y dejar que ilumine la inmensa riqueza que nos rodea. Lo mucho, muchísimo, que de bueno hay. Basta un gracias, para dejarse llevar. #HappyThanksgiving a todas. Las que me leéis aquí, las que escribís conmigo, las que os fiais y dejáis que os acompañe en vuestros viajes. Es un honor.

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